La azotea
Con un particular interés en la azotea como espacio íntimo y de refugio durante la pandemia por coronavirus, encuentro en este lugar una membrana. Centrando mi atención en su arquitectura, con un muro que permite ver hacia fuera pero también ser visto -celosía-, el lugar no encuentra denominación ni en lo público ni en lo privado.
La casa como espacio normado puede ser sinónimo de un lugar restrictivo, de un lugar que cancela y, más allá de la estructura material, limita las dinámicas que se pueden, o no, realizar en ella. Para mí, la azotea responde a la definición de la membrana ya mencionada, pero también como zona dentro de la casa que se asume como propia y que, al ser así, abre diferentes posibilidades en las acciones y la performatividad que nuestro cuerpo puede elaborar en ella.
Es a partir de este momento, que las prácticas corporales e íntimas desde la membrana, cambian y mutan. La azotea confronta al cuerpx con las actividades destinadas para esa parte de la casa.